La Gracia del yoga

2014-05-26

Eso que conmueve, que estremece, que llega, toca y ensancha y te revela que eres uno y el mismo con todos los seres y con la vida. Sentí la Gracia del yoga brillar ayer en Madrid en dos experiencias muy diferentes. Escribe Pepa Castro/Yoga en Red.

Freeyoga

Ayer estuvimos en la megaclase de yoga de la Plaza Mayor, convocada por una marca comercial (Free Yoga by Oyshio). Entre 2.000 y 2.500 personas seguimos, durante casi dos horas, la práctica, guiada de una forma correcta y ajustada a la ocasión -yoga tradicional para todos los niveles de práctica- por Xuan-Lan Trinh.

A uno le puede gustar más o menos la idea de este tipo de eventos espectaculares, pero lo que es seguro es que hacen de “efecto llamada” para muchas personas que no se asomarían al yoga de otro modo. Y ayer, insisto, se mostró cómo es una clase de yoga de una manera respetuosa y real.

Para mí fue una experiencia hermosa. Es tan verdad que el yoga crece en la intimidad como que su gracia se siente multiplicada cuando se practica en grupo. Esa energía de la que tanto hablamos, generada por un profundo estado de concentración de cientos de personas bajo el sol, irradia bienestar, paz y alegría de vivir. Y ayer la sentimos muchas personas en la Plaza Mayor.

La Vida Divina

Por la tarde acudimos al Centro Sivananda, en plena celebración del ‘Festival La Vida Divina: Sencilla y Directa. Otra multititudinaria clase de yoga reparador a cargo de Gopala y, como colofón a un bonito día de yoga compartido, concierto de Sri Venugopal Goswami, maestro del yoga de la devoción -Bhakti Yoga Acharya-  y de la recitación musical.

SIVANANDA

Y de nuevo sonrió la Gracia. No hay palabras ni explicaciones posibles; es así. Reconocimiento absoluto a este maestro iniciado en la interpretación del Srimad Bhagavatam (una de las más antiguas escrituras mitológicas de la India) en el templo Radha Raman de Vrindavan, tradición que ha pasado de padres a hijos durante 500 años. Reconocimiento a su entrega, a su devoción, a la calidad de su música y de los músicos que le acompañan, a su arte.

Lluvia de Arte puro sobre nosotros, gracias a Sri Venugopal Goswami, y de Gracia, esa emoción profunda de amor que asciende en ti, que vibra y equilibra y cuando cesa ya no eres quien eras antes.

No puedo decir más, pero sí compartir un párrafo de una entrevista con el maestro Zen Dokushô Villalba cuya inteligencia me deslumbró:

“La belleza no es un código estético condicionado por los gustos o los prejuicios seculares, sino un estremecimiento del espíritu que aparece cuando nos entregamos por completo al océano de la realidad. Por eso el verdadero arte es intemporal, surge de una dimensión más allá del tiempo y tiene el poder de conducirnos más allá del tiempo. El anhelo de belleza es también anhelo de verdad, de conocimiento, y anhelo de amor, entendido como el estado de no-dualidad por excelencia. Cuando el estremecimiento que produce la experiencia de la belleza es reducido a una simple excitación provocada por unos determinados cánones estéticos condicionados por las modas cambiantes, el arte muere y en su lugar, aparece una estética frívola y superficial que no nutre ni sacia nuestro anhelo de belleza. Por eso las modas estéticas son tan cambiantes: no producen satisfacción verdadera y deben ser rápidamente cambiadas.

La belleza es la contemplación y el reconocimiento de la armonía inherente a la realidad. Todo está entrelazado con todo. Existe un orden implícito por detrás de las apariencias. La contemplación y la toma de conciencia de este orden es la fuente del éxtasis y del pleno gozo».