Contra el enfado, mente atenta y abierta

2013-06-13

Sabemos que las emociones tienen una importancia fundamental en la salud de las personas. Tener una mente saludable implica también tener una mente que pueda gestionar adecuadamente las emociones. Sin una mente atenta nuestra salud puede desestabilizarse. Por Josep María Gasset para Espacio MIMIND.

Ira

Las medicinas tradicionales orientales y las medicinas naturales han tenido siempre en cuenta el factor emocional. Eduard Bach puedo comprobar cómo los enfermos infecciosos mejoraban cuando sus emociones se estabilizaban y cómo éstos empeoraban si estas se desequilibraban. Factores como el miedo hacían que el sistema inmunitario quedara afectado y el sistema defensivo del individuo no fuera capaz de defenderse delante de la infección.

En la medicina tibetana se considera que hay tres factores que pueden desestabilizar la salud del individuo. Son los llamados humores, que en tiempos de Paracelso también se tenían como base de salud o enfermedad.

Hay tres elementos fundamentales ligados a los diferentes humores. El viento correspondería a la manifestación del Viento como humor; el elemento fuego manifestaría Bilis; y el elemento tierra produciría Flema. El Éter o espacio estaría vinculado a todos los elementos y los englobaría y soportaría.

¿Cuáles son las predisposiciones mentales que pueden causar desequilibrio en los tres humores y qué consecuencias tiene?

La primera gran causa del desequilibrio de los tres humores es la ignorancia, es decir aquella que no nos permite ver la auténtica verdad de nosotros mismos y respecto a los demás. ¿Cual es la mente ilusoria que no permite que vea cuál es el origen de mi sufrimiento?

A partir de aquí los tres humores se desequilibran: el apego es la condición que alterará el elemento viento o Lung; el odio desequilibrará el elemento Bilis o Mkhrispa; y la ignorancia o la estrechez de miras lo hará en la Flema o Badken. Todo esto afectará a nuestro nivel físico.

El viento sutil cuando está alterado afecta sobre todo el sistema nervioso, con todas sus fluctuaciones de la mente: ansiedad, depresión, angustia. Cuando es el elemento sutil de la Flema, afecta el sistema linfático, el sistema endocrino y el esperma. Cuando es la Bilis, afecta a la sangre, la menstruación, la circulación de la sangre y el metabolismo.

El equilibrio de los tres humores proporcionará un buen funcionamiento en todos los campos de mi salud en todos los sistemas. Un desequilibrio supondrá que unos y otros se verán afectados. La causa raíz pasará por mi mente.

¿Qué debo hacer entonces?

Mindfulness, atención plena. Observar mi mente y ver en que sectores de mi vida se desestabilizan las emociones. Sin rechazarlas, debo ser consciente de ellas y sin juzgarlas ni resistirme a ellas debo ser capaz de afrontarlas.

Al observar las emociones empiezo a tomar conciencia de ellas y soy capaz de reconocer la raíz de mi sufrimiento, mi mente se abre y automáticamente, como un espejo, refleja la sabiduría de la comprensión y de la naturaleza.

La mente cuando se altera se alteran los órganos y las funciones, no hay separación entre la mente y el cuerpo ya que son uno y por eso es importante estar atento a como está mi mente y hacia donde se mueve.

La medicina tibetana, al diagnosticar por los pulsos, tiene en cuenta cómo están estos humores y que antídoto debemos utilizar. Hay un sinfín de remedios con plantas medicinales y otras sustancias que equilibran estos humores, pero el principal equilibrio se va a dar cuando seamos capaces de ver la causa raíz en la mente y aplicar el antídoto.

Así por ejemplo contra el enfado que desequilibra la bilis como humor, deberé analizar cómo utilizar la paciencia y la tolerancia, la compasión hacia los demás y hacia mí mismo. ¿No será que estaré yo enfadado conmigo mismo y lo proyecto hacia los demás siendo intolerante y poco paciente? ¿Cómo aplico la compasión hacia mí mismo? ¿Soy demasiado autoexigente y no me permito lo más mínimo que pueda aportarme felicidad y placer? Deberé ser más tolerante conmigo mismo y así estaré más alegre y contento, mi corazón se sentirá mejor y los otros dos humores se estabilizarán.

Si tengo duda u orgullo, deberé buscar la certeza y practicar la humildad. Si es el deseo el que se desequilibra deberé practicar el desapego. Buscando la sabiduría podré dominar la ignorancia y así entender mejor las causas que me producen sufrimiento.

Así, la crueldad, los celos, la pretensión, la desconsideración, la avaricia, la pereza, la beligerancia, la maledicencia, la deshonestidad, la desconsideración, la indolencia… serán causados por el desequilibrio de los tres humores y sus emociones básicas.

Para equilibrarlos voy a tomar los remedios que los puedan curar, voy a analizar mis emociones perturbadoras y voy practicar Mindfulness: calmar mi mente y analizar mis emociones dejando sentir y observar, sin juzgar, con mente de principiante y dejando espacio para que se puedan manifestar y curar. Respirar sencillamente, dejar que la energía vital se equilibre respirando, para que los vientos sutiles equilibren mis meridianos y mis pulsos.

Cuando mi mente empiece a entrar en cólera o ira y el enfado empiece a hacerse dueño de mí, voy a aplicar un fácil antídoto. Voy a respirar, y voy a buscar en mi mente qué ha causado el enfado y voy a ser tolerante y paciente…. Y volveré a respirar una y otra vez hasta que los vientos sutiles de mi mente se hayan calmado.

Ahora puedo ser dueño de mi mente y de mi salud, porque puedo estar atento cada segundo a cómo pierdo o gano el equilibrio, con una mente abierta y flexible. Practicaré la ecuanimidad y la compasión hacia mí mismo y hacia los demás, contribuyendo a que yo mismo y los demás restablezcan la salud en armonía y amor, deseando la felicidad y sus causas para mí y para todos.

Por Josep María Gasset

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