Pranayama en la luz de Consciencia – 2ª y última parte

2016-08-12

Quizás no haya nada tan evidente para la mente contemporánea como la importancia del esfuerzo y la intención. Casi todo lo que valoramos puede conectarse a ellos: logros, habilidades, conocimiento, estatus, riqueza. Sin embargo, si aplicamos esta suposición a la autoindagación, o yoga, encontramos que no sólo es inválida sino que inhibe nuestras posibilidades más profundas. Escribe Godfrey Devereux. (Leer primera parte)

Godfrey Devereux

Para entender cómo funciona esto necesitamos distinguir claramente entre autoindagación y autodesarrollo. Y por tanto, entre Pranayama como autodesarrollo practicado para mejorar nuestras habilidades o desarrollar nuestro poder y Pranayama como autoindagación, donde es sencillamente un medio para explorar la sutilezas de nuestra naturaleza. Mientras el autodesarrollo nunca puede brindar los frutos de la autoindagación, la autoindagación genera naturalmente muchos de los beneficios que persigue la automejora, en particular claridad, tranquilidad y comprensión.

Mientras el autodesarrollo es siempre emprendido desde la insatisfacción por sutil que sea, buscando una meta preconcebida (aunque fuera concebida o definida con ligereza), la autoindagación es, y debe ser, completamente abierta. Ha de estar libre de cualquier fin particular y completamente abierta a todo lo que puede existir. Si aplicamos esta distinción a Pranayama, hallamos que el enfoque del Hatha yoga moderno no concuerda con el enfoque clásico de Patanjali ni en sus procesos ni en sus posibilidades, pues ese enfoque moderno se presenta y casi siempre se emprende claramente en pos de un fin que se supone va a producir satisfacción y/o plenitud de una manera imaginable e idealizada.

Si volvemos al texto de Patanjali, a la luz de esta distinción entre automejora y autoindagación, podemos encontrar implicaciones radicalmente diferentes para esas cuatro palabras: cese, lugar, tiempo y número. Por supuesto podemos aplicar intención a la respiración y detenerla, por un tiempo. Del mismo modo podemos regular fácilmente la velocidad, duración y ritmo de nuestra respiración. Todo ello tiene lugar en la práctica contemporánea de Pranayama. No obstante, dentro del contexto descriptivo de los Yoga Sutras como un todo, y de los ocho miembros en particular, se sugiere otra posibilidad. Una posibilidad que se basa en la inteligencia de Consciencia, expresándose a sí misma a través del poder de conciencia consciente.

Esta posibilidad extiende simultáneamente otras radicales y potentes posibilidades a nuestra experiencia, no sólo de la respiración, sino de nuestra presencia contextualizadora más profunda como Consciencia expresándose a si misma. Como consecuencia. vierte una incisiva luz sobre nuestra naturaleza. Aunque casi todo el mundo sepa que es posible regular la respiración por aplicación de la intención, la mayoría sabe también que simplemente prestando atención profunda y sostenida a nuestra respiración, ésta se transforma. Por supuesto esta transformación no refleja ni expresa un resultado intencional o preconcebido. Es el resultado espontáneo de la atención. Resulta del poder sutil de Consciencia, como conciencia consciente.

En el Yoga Sutra II.50, la palabra que sigue a desa, kala y samkhya es paridrstah. Aunque Feuerstein, Stiles, Iyengar y Huston la interpretan respectivamente como “regulada”, “medida”, “regulada” y “observada”, no es difícil ver el prejuicio en esas interpretaciones, excepto en la de Huston. Pero aun así, sugerir que Patanjali esté recomendando que simplemente observemos la respiración, es considerarlo como extremadamente ingenuo respecto al poder y relevancia de la conciencia consciente. Como cualquier meditador dedicado podría confirmar, la observación de fenómenos internos puede ser calmante, pero es una aplicación seriamente limitada de la inteligencia de Consciencia.

Mucho más potente que mantener una desapegada distancia entre el observador y lo observado, es dejar que la distinción aparente entre ambos se disuelva en lo que Patanjali llama “Kaivalya” en los Sutras II.25. Esta es la esencia de intimidad, que Patanjali llama “samapatti” en el  Sutra II.47. La fruición (o fruto gozoso) de la intimidad interna es la conclusión de la separación habitualmente experimentada entre observador y observado. En el contexto de Pranayama, el que respira y la respiración se vuelven uno. El resultado de esta intimidad ilimitada es un ver profundo y claro en la naturaleza del sujeto, el objeto y su relación aparente. Se ve a través (paridrstrah) de la ilusión de separación hasta sus raíces más profundas. (Yoga Sutras II.20 – 25)

Esto sugiere otro significado para esas cuatro palabras clave que han llevado popularidad al control de la respiración bajo el nombre de Pranayama. Lugar, tiempo y número son las tres características fundamentales  subyacentes en cualquier fenómeno. Todo fenómeno, ya sea una acción, objeto, evento o situación, está ubicado de un modo único en el espacio (desa), en el tiempo (kala) y por ello en relación (samkhya) con todos los demás fenómenos. Lo más probable es que Patanjali esté sugiriendo no que regulemos la respiración, sino que nos “hagamos uno” con ella a través de volvernos íntimos con todas sus características fenoménicas. Que esto es así no es sólo sugerido por la naturaleza no preceptiva de los Yoga Sutras, sino también por la naturaleza de la inteligencia humana.

La inteligencia cognitiva, tan celebrada y brillante como ciertamente es, sólo es la punta de la inteligencia humana. Funcionando a través de la sofisticación neurológica de la corteza cerebral, es una extensión directa de la inteligencia somática. La inteligencia somática es, en y como el cuerpo humano, el fruto de tres mil quinientos millones de años evolutivos de investigación y desarrollo. Aunque la inteligencia cognitiva de la mente humana es única y magnífica en su creatividad y poder, su efectividad se basa realmente en su inestabilidad, en su habilidad de dudar e imaginar. Sólo a través de la constante reaplicación de imaginación y duda puede llegar a una certeza efectiva. La inteligencia somática del cuerpo, por otro lado, aunque limitada en su alcance. es mucho más estable y fiable que la de la mente. Está recogiendo, procesando y respondiendo constante y casi siempre exactamente a información química, mecánica y térmica para mantenerte vivo.

Toda esta inteligencia es bastante impresionante, pero aún así todavía hay más, mucho más, en relación a la inteligencia que eres. Está también la presencia inteligente de Consciencia, que es el ámbito profundo tanto de la inteligencia como de la experiencia humana. Sin la presencia inteligente de Consciencia no habría conciencia, ni experiencia, ni siquiera habría cuerpo, ni nadie para saber o experimentar nada. La inteligencia de Consciencia es quizás tan diferente en su naturaleza y funcionamiento de las inteligencias somática y cognitiva como éstas lo son entre sí, sin estar separada de ellas. En concreto, por estar completamente libre de prejuicios y selección. Mientras cuerpo y mente están ambos diferenciando y seleccionando continuamente, Consciencia está completamente abierta a todo lo presente.

Aunque hay un poder en la habilidad del cuerpo y mente de distinguir y seleccionar, hay un poder más profundo en Consciencia, en su habilidad para contener y revelar indiscriminadamente. Este poder se expresa no sólo en su capacidad de generar cambio espontáneo, sino también en la naturaleza de ese cambio. Mientras la respiración se vuelve más calmada, más suave, profunda y más eficaz en la luz de conciencia, la conciencia consciente genera inherentemente un impulso hacia la armonía e integridad. Un modo en el que lo hace es permitiendo a lo inútil, irrelevante e innecesario ser reconocido y dejado. Esto no solo desarma los hábitos ansiosos y neuróticos de la mente, sino que libera su energía, habitualmente constreñida en la presencia inteligente de Consciencia. Esto permite al campo de conciencia consciente profundizarse, aclararse y estabilizarse.

 

Dentro del contexto de la respiración, esto asume implicaciones muy específicas, señaladas directamente por Patanjali en su presentación de Pranayama. Dejar sencillamente al poder inteligente de consciencia brillar tan profundamente como sea posible en la presencia de la respiración, produce una transformación profunda (e incluso liberadora) en la mente, el cuerpo y la conciencia. Atención profunda a la respiración comienza a revelar la tendencia habitual e inconsciente de regularla innecesariamente. La inteligencia de la mente comienza a reconocer no sólo sus imposiciones sutiles sobre la respiración, sino también la naturaleza innecesaria e inútil de éstas. Al verse esos impulsos habitualmente inconscientes a la luz de conciencia, éstos se evaporan y sus tendencias subyacentes (vasana) se debilitan, atrofian y finalmente se disuelven. Al mismo tiempo la mente se desinteresa y vuelve incapaz de mantener su habilidad para distinguir entre las características dualistas de la respiración: inhalación/exhalación, rápida/lenta, suave/tosca, dentro/fuera, respirador/respiración, sujeto/objeto. Además suceden espontáneamente pausas (cese, interrupción) entre las dos fases de la respiración (kevala kumbhaka).

Cualquier intento o intención de regular la respiración en modo alguno, se vuelve irrelevante y finalmente imposible. La distinción y la volición respecto al fenómeno somático de respirar se desvanecen ambas. Mientras, la atención es conducida sin esfuerzo hacia los flujos profundos de Consciencia a través de Pratyahara a la mente meditativa. Finalmente, esta intimidad, que comenzó en Asana con la presencia del cuerpo, y se extiende a través de Pranayama en Samadhi, genera una intimidad profunda con nuestra naturaleza sutil como Consciencia. Este es un proceso muy simple, pero profundo y potente, que ha de ser experimentado para entenderse plenamente. Llega a su fruición con la integración de la inteligencia cognitiva de la mente en la inteligencia espiritual de Consciencia. Esto permite a la mente dejar ir su necesidad y habilidad de imponerse innecesariamente sobre la inteligencia del cuerpo y la vida, mientras permite a la inteligencia de Consciencia expresar su impulso intrínseco hacia la armonía e integridad más libre y plenamente.

A pesar de que regular la respiración a ritmos preconcebidos e imposibles de medir con exactitud pueda resultar fascinante, excitante y energizante, ello depende de las habilidades superficiales e inestables de la mente para refinar y controlar. La inteligencia de la mente, que es naturalmente inestable y poco fiable, se está imponiendo sobre la inteligencia del cuerpo, que es naturalmente estable y fiable. Así, la inteligencia de Consciencia, aún más estable y fiable, y su habilidad para revelar y armonizar, queda oscurecida y obstruida. Este enfoque manipulativo de Pranayama, por excitante e impresionante que pudiera ser superficialmente, es un proceso muy limitado, y profundamente limitante, que hace poco más que reforzar y solidificar el sentido del yo, como el que respira, el hacedor o el controlador.

Por supuesto en todo esto estoy afirmando y justificando mis propios prejuicios y suposiciones. Sin embargo, pudiera ser que no todos los prejuicios sean iguales, y que algunos de hecho estén mucho más cerca de la verdad que otros. Para que puedas conocer la diferencia cuando se trata de Pranayama, puede que necesites volverte tan íntimo como sea posible no sólo con tu respiración, sino también con las dinámicas por las que te es posible hacerlo: la relación funcional entre cognición, percepción, volición y consciencia.

¡Feliz meditar!

Godfrey Devereux www.dynamicyoga.com

Traducido por Sergio Teodosio www.dynamicyoga.fr

Publicado y compartido con Yoga en Red por Instituto Yoga Dinámico www.yogadinamico.com

www.yogadinamico.com/blog/187-pranayama-en-la-luz-de-consciencia

Notas de Traducción. Consciusness: Consciencia. Awareness: conciencia. Conscious awareness: conciencia consciente.