Yoga para la vida y para la muerte

2013-05-21

Lo primero que tenemos que resaltar al tratar estos temas es la dificultad de poder afrontarlos con claridad, por el miedo que subyace en la mayor parte de personas. Esto sucede sobre todo en nuestra cultura occidental, donde suscita rechazo el simple hecho de pronunciar o escuchar la palabra «muerte». Escribe Juan Ortiz.

Ocaso

La muerte es uno de los grandes temas tabúes de nuestro tiempo; ocultamos esta realidad, que forma parte de la propia vida y existencia humana, en pro de una supuesta vivencia de la realidad, olvidando que no hay nada más real y evidente como que todos tenemos que pasar por este proceso de transformación.

En el fondo, el miedo a la muerte no es nada más y nada menos que el miedo a la misma vida; el desconocimiento de las leyes cíclicas que rigen el universo y el devenir no solo del ser humano sino de la naturaleza y el cosmos en su totalidad.

De todas maneras, es necesario respetar ese tabú, ese miedo primigenio, y trabajar para que haya una toma de conciencia progresiva y real sobre todos los niveles de la vida, incluyendo la experiencia de la muerte, pero comprendiéndola en su verdadera dimensión transformadora en el proceso evolutivo y no como el final y la aniquilación de la propia vida. Ya Einstein lo afirmó claramente: “La energía ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma”.

En la eternidad del tiempo y la infinitud del espacio no hay límites; la propia conciencia es ilimitada.

¿Cómo, pues, podemos pensar que algo es finito en la realidad espacio-temporal? Cambian las formas, pero la esencia que subyace en el fondo de toda manifestación siempre permanece.Y esto es cierto, lo miremos bajo el punto de vista científico o bajo una mirada mística o espiritual.Ahora bien, no me atrevo yo a decir exactamente qué es lo que ocurre después de la muerte; no soy seguidor de ninguna doctrina o dogma sobre la muerte. Reencarnación, transmigración de las almas, resurrección… Son algunas de las teorías que la humanidad ha ofrecido en las diversas culturas, religiones o filosofías intentando explicar el fenómeno. Todas ellas son igualmente respetables y, posiblemente, tengan algo de razón. Lo que sí está claro es que el ser humano siempre ha intuido en lo más profundo de sí mismo esa eternidad y libertad.

A veces, cuando doy alguna charla o taller, alguien me pregunta si creo en la reencarnación; mi respuesta es que yo creo en la “continuidad de la vida». Más que creer, sé que la vida es continua, que el Ser no puede ser destruido, tocado ni eliminado nunca; que el vuelo continúa incesantemente en pos de las más altas realizaciones y logros que podamos imaginar.

Todo miedo es debido al desconocimiento y la ignorancia, y desaparece con la sabiduría y la vivencia, no intelectual, sino integral y profunda.

Una actitud distinta gracias al yoga

Va siendo el momento de hablar claramente sobre el tema y adquirir conciencia de la polaridad vida-muerte, que es parte de nuestra unidad vital, de realizar en sí mismo esa conciencia luminosa y colaborar para que los enfermos terminales, las personas que están pasando ese trance hacia la muerte y los familiares y seres queridos, puedan afrontar con una actitud distinta esa experiencia y podamos lograr, como decía el Buda, que todo ser viviente que experimenta sufrimiento pueda superarlo y alcanzar mayor serenidad, paz y felicidad.

El sistema yoga tiene mucho que aportar al respecto, entendiendo yoga como experiencia profunda de sí mismo y conocimiento de la vida en sus diversas manifestaciones y experiencias y en su propia unidad.

La experiencia yóguica lleva al practicante a la conciencia de sí mismo y de la propia realidad existencial y a la realización de la verdad, de una manera clara y tangible. Yoga nos lleva a ese contacto profundo con nuestra propia esencia, Ser, con la fuente inagotable de existencia, bienaventuranza y felicidad; dónde los pares de opuestos se diluyen, donde el mismo concepto de vida y muerte deja de tener significado y donde se produce la fusión con la verdad eternal y con la luz que hace desaparecer con su resplandor ilimitado todo miedo, angustia vital, ignorancia, oscuridad y la propia muerte que, en sí misma no tiene realidad ontológica.

Yoga para la vida y para la muerte, para la transmutación, para el cambio, para la sabiduría, para comprender el sentido de todo lo que acaece en nuestra experiencia humana.

JuanOrtiz255x255Quién es

Juan Ortiz es profesor de yoga, formador de profesores de yoga.

Fundador de la Escuela de yoga Dhyana.

El 23 y 24 de febrero impartirá un Taller de Yoga, Sexualidad y relaciones humanas

http://www.yogadhyana.com