Ahimsa: el concepto de no-violencia en el Yoga de la Fertilidad

2017-10-30

A lo largo de años de experiencia como psicóloga y profesora de yoga y meditación acompañando a mujeres en la búsqueda de un embarazo, me he ido dando cuenta de la importancia de cuidarse y respetarse una misma. Pruebas de embarazo positivas, negativas, abortos, pérdidas… pero llega un momento, como en la práctica de yoga cuando realizamos una asana, que una tiene que aprender a decir: “Hasta aquí, si sigo me voy a hacer daño”. Escribe Mª Victoria Andreu Mínguez.

Es en este momento del proceso cuando las mujeres se plantean y me plantean: “Un hijo, pero ¿a costa de que?, ¿de mi salud, de la relación de pareja?, ¿de mi economía?, ¿de amistades, de mi profesión?, ¿de mi propia vida emocional?”. Entonces recuerdo esas frases de las redes sociales, libros, webs, entrevistas que dicen: “Prohibido rendirse”, “Cueste lo que cueste, pero tú sigue adelante”, “A seguir luchando hasta que se cumpla tu sueño”, “No te canses, no te rindas, sacrifícate y se te recompensará”, “Seguro que en el siguiente tratamiento lo consigues”, etc. En resumen, da igual cómo te sientas, tienes que intentarlo de nuevo.

Desde aquí quiero lanzar un pequeño homenaje a esas mujeres que lo han intentado, mes tras mes, tratamiento tras tratamiento (sea uno o diez) y que tienen todo el derecho a decir: “¡Basta, no puedo más! ‘Hasta aquí !”, y no sentirse señaladas con comentarios como: “No te has relajado lo suficiente”, “Es que vas muy estresada”, “Con ese estilo de vida no lo conseguirás”, “Seguro que la próxima vez si que lo consigues”, “¿Y tú para cuándo?”, etc. Frases que provocan en esas mujeres un gran malestar, dolor y sentimiento de culpa porque llegan a pensar que si paran de realizar tratamientos es que no lo han intentado lo suficiente, y que ni la sociedad, ni ellas mismas, se lo perdonarán. Parece como si estuvieran en deuda con la familia (“No le doy un nieto a mis padres”), con los amigos (“Todos tienen hijos menos yo”), con la sociedad (“De mí se espera que tenga al menos un hijo”) y con ellas mismas (“Soy una mujer incompleta”).

Estas mujeres que deciden decir “¡Hasta aquí!, ¡ya no puedo más!”, son tan luchadoras y valientes como las que lo han conseguido, y además han sido capaces de tomar conciencia de sus límites y adoptar la decisión de parar, y hay que tener mucho coraje para hacerlo. Han estado intentándolo con sus ilusiones, dudas y temores, dedicándole mucho tiempo de su vida (a veces hasta años). Con su decisión de parar, se han tenido que enfrentar a esos condicionamientos de “lo que se espera de la mujer para sentirse realizada”, y han tenido que aprender a gestionarse todo ese mundo interno, silencioso y ruidoso a la vez, lleno de mensajes parentales, sociales, etc. de que “si no eres madre eres una mujer incompleta”, ”no te realizas como mujer si no das a luz”, entre otras muchas frases que se mueven en nuestro inconsciente.

Cuando una mujer decide parar después de todo lo vivido, tiene que comenzar a elaborar un duelo, que poco a poco la llevará a curar esas heridas del pasado y aprender a valorar lo que la vida le está dando en su presente. Duro camino también.

Ahimsa: el concepto de no-violencia en el yoga

Ahimsa hacía una misma. Aprender a protegerse tanto física, mental como emocionalmente de esos sentimientos y agresiones verbales que tanto la sociedad, como ellas mismas se dicen. Sus cuerpos, emociones y mentes son valiosos regalos que las sostienen en su evolución emocional y espiritual, y no hay razón para dañarlos o dejar que otros lo hagan.

En el grupo de mujeres con el que trabajo el yoga de la fertilidad siento cómo viven esa entrega, ese esfuerzo, esa lucha por la búsqueda del hijo que tanto desean, y cómo van aprendiendo a gestionar su presente durante el tratamiento de fertilidad, y así como a lidiar con sus miedos e inquietudes en todas las visitas médicas que tienen que hacer en ese camino.

De la misma manera, vivo con ellas la dura espera hasta la prueba de embarazo, su alegría inmensa si han conseguido ese objetivo tan ansiado, o cómo se derrumban y luego cogen de nuevo fuerzas para seguir adelante en esa búsqueda si no lo han conseguido. También las acompaño cuando deciden parar, realizando el mayor acto de amor hacia ellas mismas, ya que sienten que ha llegado ese momento: Ahimsa hacía ellas mismas.

Puro yoga, pura vida la que viven estas mujeres en su camino de la búsqueda de un embarazo. Para ellas, que aprenden a decir “¡hasta aquí!”, y para el resto de la sociedad que les rodea, va dedicado este artículo. Aprendamos a ser más sensibles y acogedores con estos temas.

Mª Victoria Andreu Mínguez. Psicóloga. Profesora de yoga y meditaciónwww.cuerpomentefertilidad.es

Centro Yoga Dhyana