Nacer con una mirada yogui: yoga con bebés

2017-04-24

Los bebés son emocionantes. Desde siempre vi en muchas madres, padres o cuidadores/as la mirada de la responsabilidad, conmovedora; la de la felicidad, evidente; la de la saturación y el agotamiento, disimulados; y un amor incondicional de todas las tallas y diseños imaginables. Nadie vuelve a ser la misma persona de antes cuando está en sus manos la vida de otro ser humano. Escribe Alba Balada. Foto: Carla Victorio.

Foto Alba Balada by Carla Victorio

Empecé a querer ser madre al mismo tiempo que empecé a convertir el yoga en la base de mi estabilidad emocional. Y en todos estos años he ido llevando a la maternidad los beneficios del yoga y todo lo que lo rodea, para que los bebés puedan estar, enriquecerse y participar en sesiones de yoga y establecer vínculos sanos y fuertes con los adultos que los acompañan.

Son sesiones en las que hacemos yoga, cantamos en algunos vinyasas, respiramos -y nos tomamos un respiro-, nos relajamos, tarareamos mantras, recuperamos energía y confianza. No hay prisa, no hay normas, se fluye según cada bebé, alimentándolo, meciéndolo, cambiándole el pañal. Hay días en que se puede hacer más y días en que se puede hacer menos, sin más expectativa que la de estar presentes y conectar con nosotros mismos y nuestros bebés, desconectando de todo lo demás.

Esta práctica crea una comunidad de personas que comparten sus inquietudes, canciones de madre tierra, técnicas para tener más calidad de vida. Buscamos la recuperación física, psíquica y emocional de las madres y de los bebés después del parto, la adaptación de los padres y el resto de cuidadores, una gestión familiar respetuosa y un descanso radical para volver a la vida con aire fresco, con más luz, habiendo llorado el estrés, liberado el cansancio, sintiendo el cuerpo más vital y sabiéndose parte de una familia que apoya y que no juzga ninguna manera de criar.

¿Pero el bebé hace yoga? Pues respetamos tanto su cuerpo que decide qué movimientos quiere hacer. Y cuándo no quiere nada de nada, está tumbado cerca, debajo, encima, detrás, delante, dormido, despierto, riendo, llorando… A veces gatea por el espacio. Recibe yoga pasivo si le apetece, y a través de ese contacto descubre su cuerpo y el amor de otros cuerpos. Tonifica sus músculos con masajes y mimos. Y disfruta de los juegos, las risas, las coreografías yoguis. Oye voces entonando melodías y siente calma.

«En esta clase aprendo siempre muchas cosas y además salgo de ahí con mucha energía», dice la mamá Elvira Maccarone.

Nacer yogui

He creado un método sensible y práctico para que, tanto si uno es instructor de yoga como si no, pueda ponerse ya al día siguiente en marcha a practicar o a ofrecer yoga con bebés con una rutina amena, progresiva y respetuosa tanto para los adultos como para los más pequeños. Se puede empezar desde el mismo día en que nace un bebé; se puede empezar pariendo con yoga y se puede empezar antes de nacer durante el embarazo.

Se puede nacer yogui; solo se trata de conocer y respetar qué quiere y puede hacer cada uno, en función de cada nacimiento y cada cuerpo. Nacer respirando y cantando. Nacer con movimientos sensibles. Nacer yogui.

Alba Balada es madre, yoguini, música, descodificadora biológica.

Próximos cursos:

  • 30 de abril: Meditación con canto grupal de mantras en familia.
  • 1 de mayo: Noche Madre tierra. Meditación con canto grupal

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