¿Ya dejaste de ser principiante? 5 claves para tu práctica / y 2ª parte

2017-11-06

¿Llevas ya un tiempo practicando yoga y sientes que te has quedado estancado? ¿Quizás te asusta ir más allá? En este artículo continúo con las claves para aquellos que dejasteis de ser principiantes. Todas ellas te engrandecerán como yogin e iluminarán no sólo lo que haces sobre la esterilla sino también todo lo que sucede en tu día a día. Escribe Zaira Leal (ver la primera parte aquí).

  1. Mantén viva tu actitud de principiante

Siempre y por encima de todo permanece abierto a aprender, dejándote maravillar por cada práctica, permitiendo ser seducido por la luz que brilla en tu interior, así como por la que brilla en otros seres, maestros y canales de sabiduría. Los yogins que se cierran a aprender o que hablan negativamente de otras escuelas o conocimientos están todavía en el primer peldaño. Recuerda que eres un ser cósmico y que tu despertar está siempre en expansión.

Una de las maravillas del yoga es que te quita las capas de condicionamiento corporal y mental. Te guste o no, tus sentidos, tu forma de moverte y tu manera de relacionarte con la vida no son tuyos ni auténticos (todavía). Como consecuencia de la práctica, recobras la originalidad de ser y de vivir sin ningún tipo de filtros adquiridos. Este es un proceso que dura mucho tiempo pues a medida que profundizas vas dejando partir más y más de esas capas que nublan el brillo de tu Ser. La actitud inocente del principiante es lo que más ayuda en este sentido.

Practica inocente, como un niño, recordando el sentimiento de aquel día en que te subiste a tu alfombra mágica por primera vez. Libre de filtros, del condicionamiento de las voces de tus maestros, sólo tú y el yoga.

  1. No te saltes el calentamiento

Aunque ya tengas maestría en asanas o vinyasas complejas, el calentamiento seguirá siendo un gran aliado. Tu cuerpo, respiración y mente siempre necesitarán la apertura integral que proporcionan los primeros quince o veinte minutos de la práctica, especialmente durante los meses más fríos del año. Recuerda que todos estamos sujetos a la presión de la vida actual. Lo más común es caer en las garras de patrones posturales degenerativos y de pautas erróneas de pensamiento. Estar sentados de manera incorrecta durante más horas de las recomendadas o comer alimentos no del todo sanos (que ponga la mano en el fuego quien no ha tenido que comer algo deprisa y corriendo en un aeropuerto, por ejemplo) es fácil. Sin darte ni cuenta, la tónica deprimente de las noticias se cuela en tu mente y te crees incapaz de mejorar o de cambiar las cosas. A todos nos pasa, incluso a los alumnos más avanzados. La diferencia es que un alumno con maestría es capaz de cambiar los patrones antiguos con mucha rapidez, incluso llega a transformarlos antes de que se manifiesten en la materia.

Un buen calentamiento hace que te muevas rítmicamente y de forma dinámica, que respires con profundidad y manteniendo la atención centrada aquí y ahora. No sólo abre los canales, sino que también actúa como borrador energético o como conductor que te lleva de nuevo a tu centro para que no sigas desvariando.

  1. Aprende a jugar al límite

Muchos problemas en la vida suceden porque todavía no tenemos maestría en este aspecto. Hay quienes constantemente sobrepasan sus fronteras a lo loco y por otro lado están quienes se ven paralizados por el miedo y nunca se atreven a sobrepasarse. Ni una cosa ni la otra son recomendables. Siempre que te sobrepasas en flexibilidad, va a haber un efecto rebote, tu tejido se encoge como un caracol asustado, pero si nunca vas más allá tampoco sucede nada.

En este sentido, te animo a que pruebes a incluir en tu agenda una clase de nivel más avanzado a lo que estás acostumbrado. Durante la práctica trabaja utilizando una pulsación consciente en los límites, así las fronteras de tu práctica continuarán expandiéndose de forma segura. Pulsación consciente quiere decir que mantienes la integración uniforme del tejido conectivo a la vez que alargas y creces en todas direcciones. Se trata de un tirar y empujar continuado.

Es cierto que el cuerpo físico tiene sus limitaciones, resulta innegable que la mayoría de los mortales no podemos volar o alargar un brazo siete kilómetros, pero dentro de lo que es posible existe un margen muy amplio de crecimiento y transformación para todos. Jugar al límite te permite observar tus propios condicionamientos y romperlos, sobrepasando las fronteras imaginarias que creaste en ti.

  1. Cómo prevenir las lesiones

En yoga, la mayoría de las lesiones suceden por practicar faltos de atención plena. Otras son el resultado de practicar durante largo tiempo utilizando principios biomecánicos no del todo sanos. Y las menos se deben a ajustes manuales agresivos. En general, las ideas siguientes a mí me han servido muy bien:

  • Practica sin miedo, respira y atrévete a sobrepasar poco a poco tus propios límites. Cuando veas que el temor te paraliza, respira, relájate y prueba a hacerlo otra vez.
  • Practica con atención plena y presente en los principios de alineación que utilizas, especialmente durante las transiciones entre postura y postura.
  • Mantente centrado en la respiración, pero también en sostener un estado mental lo más ligero y divino posible.
  • Sé muy amable contigo mismo, deja de machacarte y olvídate de conquistar cimas o posturas porque lo mejor en tu práctica surge de mantener una actitud suave y flexible.
  • Ten paciencia y no dejes que tus ansias de aprender te impidan aprovechar a tope el momento en el que te encuentras. Todo llega a su debido tiempo.
  • Atrévete a decir “no” cuando sientas que no quieres hacer una postura o si prefieres que el profe no te asista. Nada en clase es obligatorio.
  • El yoga es una invitación a vivir plenamente, a sacarle el mayor jugo a lo que tú eres aquí y ahora. ¡Disfruta de todo lo que surja y de todo lo que te muestre!
  1. Nutrición para un tejido feliz

Que tus tejidos corporales se encuentren en un estado de salud plena va a apoyar tu práctica de manera directa. Cuidar lo que comes no sólo previene lesiones, sino que también favorece el despertar energético y espiritual de tu ser.

  • Disminuye la inflamación:

Sigue una dieta alcalina, basada en las plantas y con abundancia de verduras de hoja verde.
Suplementa con grasas esenciales omega 3, preferiblemente que provengan de plantas.
Las especias como la canela, el jengibre o la cúrcuma tiene propiedades antiinflamatorias.

  • Fortalece los huesos:

Expón tu cuerpo al sol cada día para elevar los niveles de vitamina D.
Mineralízate con calcio, magnesio, zinc y silicio. Una variedad amplia de verduras, frutas, granos, legumbres y semillas te aportará todos los minerales y una taza de infusión de cola de caballo diaria te dará el silicio que necesitas.

  • Mantén un tejido conectivo sano con:

Colágeno. Las fuentes más abundantes de colágeno provienen del cartílago de diversos animales, los huevos o la gelatina, pero si eres vegetariano o vegano toma legumbres, verduras de color verde oscuro, frutas y verduras rojas en combinación de vitamina C que encontrarás en cítricos, crucíferos o en la hierba de trigo y los minerales mencionados más arriba.

  • Evita los alimentos que generan inflamación:

Lo mejor es intentar reducir al máximo tanto los alimentos procesados y cargados de ingredientes no naturales, como los alimentos que provienen de un animal muerto.

  • Hidrátate:

Prepara una botella de dos litros con agua, una pizca de sal sin refinar y una cucharada de jugo de limón. También te recomiendo que una vez al día tomes un jugo verde prensado en frío porque no solo contiene cantidad de vitaminas y minerales, además en cuestión de segundos llegan a tu flujo sanguíneo e introducen en tu cuerpo agua de la más alta calidad que entonces es retenida por tus tejidos corporales.

Bueno súperhéroe del yoga, espero que el artículo te haya gustado y te sientas aún más animado a seguir creciendo y evolucionando. Escríbeme contándome tus experiencias o envíame tus preguntas. Una de las cosas que más disfruto son los mensajes de los lectores.¡

¡Celebra tu práctica!

Zaira Leal es autora de Una fiesta para el alma, Ed. Urano 2014, y de un segundo libro que se publicará en junio de 2017. Se considera yoguini desde la cuna y empezó a enseñar yoga en el año 2000. Imparte clases públicas y formaciones para profesores de yoga y meditación, programas de perfeccionamiento para profesores, así como talleres monográficos de salud y temas para la mujer. También trabaja como coach de salud y bienestar del estilo de vida ayurvédico.

Lingüista, es máster en enseñanza y está acreditada en diversos estilos de yoga, meditación y ayurveda.

Más información: zairalealyoga.com / www.facebook.com/zaira.leal.5
©zairaleal