Yoga para personas de movilidad reducida

2017-01-23

Por su interés compartimos la información de la revista Infomédula, de la Fundación del Hospital Nacional de Tetrapléjicos, titulada «Yoga, el poder de la mente».

La realización de las distintas técnicas de respiración, pranayamas y meditación que se ejercitan con el yoga aportan beneficios físicos y psicológicos a las personas con movilidad reducida.

Según explica en su blog vivianayoga.blogspot.com.es la profesora de hatha yoga Viviana Daya Devi Cortés, desde su experiencia con personas con discapacidad motora ejercitar las diferentes técnicas de respiración (diafragmática, intercostal, clavicular, circular, completa, cuadrada y yóguica) son los primeros pasos para obtener un mejor funcionamiento del aparato respiratorio.

A través de dichas técnicas se consigue una relajación que permite mejorar la calidad de vida y avanzar en la búsqueda de la paz interior para mejorar las relaciones sociales. “La discapacidad puede enseñarnos mucho sobre nosotros mismos. El yoga y sus diversos métodos proporcionan oportunidades para una transformación que posibilita una enorme apertura mental y corporal”, asegura Viviana Daya Devi.

En el caso de las personas con tetraplejia, el movimiento debe ser asistido y, dada la afectación del diafragma que conlleva la lesión, las distintas técnicas de respiración y de pranayamas que se ejercitan con el yoga son los primeros pasos para lograr mejorar la función respiratoria. Además, estas técnicas contribuyen a la estimulación psicológica.

En este sentido, la práctica de Yoga Nidra, que es una técnica para llegar a la relajación física, emocional y mental, así como de otras técnicas de meditación brindan muchos beneficios para la salud mental de las personas con discapacidad. Al relajar la mente se logran estados de conciencia mayores que favorecen el tener una mayor seguridad interna para lograr una mejora tanto a nivel emocional como físico “dado que esta técnica apela a los sentidos, al sentir, y no a la mente”. Aclara Daya Devi.

Asimismo, la práctica de Hatha Yoga y sus asanas aportan a los músculos firmeza y elasticidad, a pesar de que en personas con movilidad reducida es impulsada y realizada de manera pasiva y de una forma más limitada. “El yoga debe ser adaptado a las posibilidades de cada una de las personas que lo realizan y el uso de estas técnicas contribuirá a que obtengan una mejor relajación mental y corporal”.

“Las personas con movilidad reducida no pueden mover determinadas partes del cuerpo, pero sí pueden controlar su respiración. Es fundamental que tengan una buena relajación previa para aplicarla en las diferentes posturas que realizará, en función de sus posibilidades. La relajación es tan valiosa como la realización de las asanas, ya que las dos logran un equilibrio físico y emocional y alivian la mente. Cada movimiento y postura deben hacerse sin esfuerzo y de una manera cómoda”, asegura Viviana Daya Devi.

En una primera etapa o toma de contacto con el yoga, la finalidad más importante no es la alineación postural, sino lograr que el alumno se sienta cómodo y relajado, y que logre su propio equilibrio corporal de la manera que le sea más fácil y cómoda.

Según explica Viviana Daya Devi, existen distintas asanas que se pueden adaptar a cada caso particular, desde sentado en una silla de ruedas o tumbado en el suelo, en la postura de Shavasana. “Si se consigue aquietar la mente, se puede hacer yoga y se obtendrán muchos beneficios para nuestro cuerpo-mente y espíritu”.

“La práctica de pranayamas o regulación de la respiración, y la meditación favorecen la creación de una nueva conciencia, sea cual sea la discapacidad”, concluye Viviana Daya Devi.

Movilizar la energía

Nina Adams es profesora de yoga desde hace más de diez años y en su estudio de Barcelona también imparte yoga a personas con movilidad reducida. “La manera de trabajar es enfocándolo en las partes superiores del cuerpo: cabeza, ojos, cuello, brazos y manos, en la medida de lo posible”.

La metodología que utiliza trabaja con la respiración consciente y técnicas básicas de pranayama, que es el control del prana o la energía vital.

Según cuenta Nina Adams, lo que experimentan sus alumnos con movilidad reducida es que durante una clase sienten que “algo dentro empieza a moverse, logran sentir más. A través de la respiración y la práctica guiada de la atención, algunos consiguen sentir sus manos, a pesar de la falta de sensibilidad en ellas”.

“El yoga es un arte de vivir, el arte de ser y estar aquí y ahora. Puedes practicar asanas o posturas, o bien puedes permanecer sentado en tu silla de ruedas y observar tu respiración; eso también es yoga”, cuenta Nina Adams.

“Para las personas con movilidad reducida, poder mover la energía vital es necesario y muy beneficioso. No hace falta hacer grandes cosas, pueden ser 15 ó 20 minutos de respiración consciente y algunos movimientos corporales simples para darle un giro a esa energía bloqueada en el cuerpo. Realmente ocurren cosas increíbles tras la práctica del yoga, por eso animo a las personas con movilidad reducida a probarlo”, concluye Nina Adams.

Ver el artículo original aquí.