La opinión de los demás

2016-10-27

¿Quién no ha tenido la inclinación de saber qué opinan los demás de él? Todos hemos caído en la tentativa de escarbar en los juicios que despertamos en los otros. ¨Según sean las opiniones, así nos sentiremos¨ y ante esta premisa, las personas vivimos para un yo de escaparate y damos la espalda a un yo más esencial o real. Escribe Raúl Santos Caballero.

Es muy difícil no caer en la red de las opiniones ajenas, pues de algún modo nos sirve para ver el reflejo de nosotros mismos, que no sabemos encontrar sin la necesidad de la opinión externa. En una sociedad donde los prejuicios nos envuelven con tanta fuerza, es muy inusual quedar excluido del alcance de una opinión procedente de fuentes exteriores.

Ante este amasijo de juicios de valor, moralidad convencional y clichés socioculturales, el sujeto acaba dándose de bruces con el muro lo «ideal», y no sabe cómo acertar sin que le salpique la daga de la crítica. Dependerá de la naturaleza de la persona el que encaje bien una crítica o no; también dependerá de hasta qué punto esta es o no constructiva.

Como cada persona que recibe una opinión es un mundo, también lo es quién la enuncia. A veces se produce el fenómeno de la proyección, y ante diferentes personas o hechos tan sólo proyectamos lo que más nos disgusta de nosotros mismos o lo que realmente tememos que nos suceda. Es muy difícil ver las cosas tal y como son sin que se inmiscuyan los miedos, inseguridades y la autoafirmación del ego, siempre presto a enredar con sus constantes juicios. El ego juega un papel crucial, pues en última instancia se transforma en una lucha de egos y no una comunicación de seres.

Locutor e interlocutor, padres e hijos, jefes y empleados; todas las personas interactuamos en un cruce continuo de opiniones hacia el resto. Habría que analizar no este hecho en sí, sino la inclinación a criticar o a conocer qué imagen tienen los demás de nosotros. También habría que valorar hasta qué punto nos molestan las opiniones malévolas o nos enaltecen los reconocimientos.

Recibimos una crítica negativa y todo se torna con un manto de malestar. No encontramos sentido y no nos sentimos gratos a entablar una comunicación con el resto, pues observamos que no encajamos en los ideales ajenos. Recibimos un reconocimiento y surge una nueva dimensión de alegría, nos sentimos dichosos, todo retoma un color más vivo, todo vuelve a vibrar.

Así nos convertimos en péndulos oscilantes de un lado a otro, yendo de acá para allá según nos dirijan con las opiniones y olvidando que podemos elevarnos conscientemente para alcanzar el punto del péndulo donde nada se agita. Pero para ello hay que escalar las cumbres del autoconocimiento a fin de poder discriminar y discernir la información que recibimos. Así podremos ahondar en las profundidades de nuestro ser, dejando al margen lo que proviene del exterior (siempre y cuando no sea constructivo) y hallaremos en nosotros mismos el claro reflejo de lo que somos.

Las opiniones siempre estarán ahí. Hagamos por no perder el tiempo en juzgar e inmiscuirnos en la vida de los demás, y mucho menos por alimentar lo que pueden decir de nosotros. Traspasemos ese umbral de consciencia y dejemos abajo el barrizal de las críticas y desconsideraciones.

Bastante tenemos con automejorarnos como para ceñirnos a los criterios de los otros. Realmente esforcémonos en conocernos, en asumir nuestros errores y aprender de los mismos, en hacer de la vida un propósito y no un despropósito, y sobre todo en comprender que somos muchos seres humanos utilizando un espacio en este planeta. Busquemos la tolerancia dentro de la que desarrollemos con nosotros mismos, pongamos límites a las personas injustas. No nos bloqueemos y hagamos de la evolución consciente un avance.

Buda decía: ¨Ellos me insultan pero yo no recibo el insulto¨. Cargar con todo lo que escuchemos decir sobre nosotros es dar más importancia a la apariencia que a la esencia, y ahí es donde el buscador pone todos los medios a su alcance para eliminar el velo de las apariencias -con las que tanto se choca- y acceder a otro tipo de vivencias más ricas y provechosas.