Entrevista con el Gurú Constancio Gribaudo: «No enseñamos business yoga, lo entregamos gratis”

2016-07-04

“Gurú significa instructor, pero también disipador de tinieblas, puesto que ayuda a las personas a encontrar su propia luz”. En su constante peregrinar, el gurú del linaje Orden de Acuario, el argentino Constancio Gribaudo, nos recibió en la sede de la Red GFU de Madrid. Es una entrevista YogaenRed.

Guru Constancio

¿Qué significado tiene para ustedes ser un gurú actualmente?

Esta no es una orden militar ni religiosa, sino un camino de desarrollo de la consciencia, y un gurú acude allá donde le necesitan. Yo no ando con dinero. Ahora necesito unos anteojos pero no podría pagarlos. En la red me dan de comer, me invitan. Y yo busco la manera de ayudar a las personas. ¿Por qué hago esto? Un día descubrí el servicio de una forma real, y ahora es como un trato con el Universo: yo le sirvo a la vida de la forma que puedo.

Ahora estaba acabando una carta a un grupo grande de discípulos que tengo en todo el mundo y que comparten mi blog, y en mi Facebook ya han entrado 60.000 personas. He conocido mucha gente en estos dos años de gurú, y nos mantenemos conectados, de alguna manera, siempre, aunque yo esté viajando. Antes del fenómeno de las redes ya había escrito un par de libros: En Busca de lo SagradoTantra de lo Humano a lo Sagrado.

 

Es algo muy bello ayudar en este planeta al desarrollo de la consciencia. Necesitamos un planeta más feliz, y el yoga es una extraordinaria herramienta, sobre todo el Radja Yoga. Eso lo trabajaron los esenios, también en el antiguo Egipto, se dice que los apóstoles también.

¿Cuál es la diferencia entre el yoga que enseña usted y en la Red GFU (Gran Fraternidad Universal), y el yoga tradicional de la India?

Los aforismos de Patanjali, los sutras, escritos hace unos cuatro mil años, se dice que son la base, el origen, pero no. En el Antiguo Egipto también se practicaban técnicas de meditación similares; estamos hablando de siete mil años. Y también en Perú o en Bolivia he visto figuras practicando yoga de hace cuatro mil o cinco mil años.

El yoga es una ciencia que viene de la antigüedad en diversas civilizaciones, no solamente de la India. Pero tuvo en cierto momento, hace unos dos mil años, su centro de sabiduría en el Tíbet. De hecho el maestro De la Ferrière de nuestro linaje fue al Tíbet en 1950, después de dejar su trabajo. Él recorrió el camino del yoga tradicional de esta época, siete ciudades sagradas de la India hasta llegar al Monte Kailas, incluso le dieron el nombre de Mahatma, que significa alguien con experiencia.

¿Y cómo es el yoga que practican, entonces?

El yoga de la RGFU no es un yoga netamente hindú, no es un “yoga business” occidental, ni un yoga místico; es un yoga de síntesis. Yo diría que es un yoga de ojos abiertos. Se podía ver en cierto momento de la historia de la India a un gurú en estado de samadhi, inmóvil, mientras había al lado un niño muriéndose de hambre. En nuestra Red GFU trabajamos al servicio de los seres humanos y usamos el yoga como un instrumento de desarrollo de la consciencia. Y cada uno puede tener su propia idea de lo que quiera, del universo, de Dios, de la vida.

¿Y por qué trabajamos en el desarrollo de la consciencia? Porque necesitamos una humanidad más feliz y más evolucionada, pues estamos acabando con el planeta. Y muchos de nosotros estamos trabajando para que haya más seres humanos conscientes de esto en todas partes.

Casi un 70% de la humanidad está en circunstancias muy difíciles, no aprende a vivir, no vive plenamente. Incluso ese porcentaje se aprecia en las familias, en las parejas, en la violencia cada vez mayor. Y todo eso viene de un estado de infelicidad y de un mal manejo de lo que en yoga se llamaría Kundalini o energía vital. Y lo que pretende el yoga que enseñamos es que la gente aprenda a trasmutar su propia energía, por eso no es un yoga por dinero, no es un yoga business, ni para inducir a pensar de forma hinduista, budista, etc. Es un yoga como ciencia de sabiduría con diferentes técnicas de autorrealización y autoconocimiento que le sirven al ser humano para estar cada día mejor… si ese ser humano quiere hacer el esfuerzo. Entregamos ese yoga gratis.

Ustedes tienen una organización jerárquica…

Jerarquía de sevicio, no de mando, eh. Pero la GFU es una organización cultural, y dentro ella hay personas que están dentro de una orden iniciática y en un linaje de yoga, y esas personas sí están reconocidas por su experiencia.

En España hay cierta prevención hacia las órdenes iniciáticas y las sectas porque se entiende que no respetan la libertad individual. Se dice que las sectas tienden a condicionar la mente de sus discípulos. Yoga, sin embargo, es libertad…

En Europa me sorprende porque veo muchos prejuicios… sobre todo religiosos. A favor y en contra. Ese tipo de prejuicios hay que superarlos. Aquí no hay discípulos a los pies de los maestros, y cada persona es libre de irse o quedarse. Hace poco tiempo se fue un gurú y sigue siendo amigo.

Hay unas normas, evidentemente…

Claro, claro. Se necesita ser coherente y responsable. Pero aquí hay gente con ideas sobre Dios y gente que no tiene ninguna idea de Dios. Hace poco en un viaje por Italia he conocido a mucha gente vegana fanática, y me pregunté si están haciendo una nueva secta vegana…

Estoy promoviendo un encuentro de logias masónica blancas, y hay muchas personas de todos los tipos… Pero en ciertos países la masonería ha dejado de ser un lugar de sabiduría para convertirse en un instrumento de poder, y por eso pasa a estar mal visto. En nuestra red hay budistas, cristianos, testigos de Jehová… todos pueden hacer yoga y ser lo que quieran. El yoga es un instrumento de sabiduría y de desarrollo de la consciencia de las personas.

¿Y usted, qué reglas o preceptos ha de observar?

Muchos de nosotros adquirimos un compromiso. De hecho, yo dejé toda mi vida normal para dedicarme al servicio cien por ciento de mi tiempo. Dejé mi capital, mis propiedades, mi familia. Hablo todos los días con mi madre, con mi esposa, que me acompañó hasta aquí después de 31 años de matrimonio, o con mi hija de 26 años. Nunca dejas la familia del todo, pero sí me mantengo lejos durante mucho tiempo. Todo mi capital es una maleta de 23 kilos.

La soledad puede ser difícil para muchas personas, pero y nunca estoy solo del todo, porque un día te encuentras contigo mismo y te pones en armonía con el universo y desaparece el estado de soledad, de desintegración, de separatividad. El día que logré eso, dije, caramba, qué pasa si me pongo a ayudar a que los seres humanos encuentren lo mismo de la manera que quieran. Eso me ha dado una felicidad diferente.

¿Cómo llegó usted al yoga, cómo llegó hasta aquí?

Yo era una persona depresiva y con muchos vicios, mucho alcohol, muchos cigarrillos, sexo, salidas nocturnas. Pero me deprimía. Y un día apareció una simpatizante de la Red a dar una clase de yoga en mi ciudad, y me resultó interesante. Y como yo estaba con problemas de salud desde muy joven, me dieron una dieta y me dijeron que si la hacía me desintoxicaba en tres meses. ¡Y fue cierto!

Y luego conocí un linaje de yoga, la Orden del Acuario, y empecé a hacer Yama: no violencia, abstinencia de malos hábitos, control de tu energía, dejar de mentir. Yama es el primer paso en el yoga, muy importante. ¡Y me hizo tanto bien! Empecé a practicar disciplina todos los días, y el resultado fue grandioso: cambié toda mi vida por dentro, y por fuera todo fue mejorando.

Yo soy un ser humano muy agradecido, y este tiempo que llevo como gurú lo estoy dedicando como agradecimiento a todo lo que me dio la orden y la Red GFU.

Este año ha sido el centenario del nacimiento de Serge Raynaud de la Ferrière, el fundador de la Red. ¿Cómo valora su figura?

Ha habido muchas actividades en muchos países para difundir y promover toda su gran obra. Él era un gran intelectual y un místico, lo cual le hacía un ser muy especial. Tenía lo que los sacerdotes egipcios: conocían toda la ciencia visible y lo sagrado invisible. Tuvo un encuentro con un maestro que le entregó una tradición que viene de muy antiguo. De la Ferrière presentó primero en América esta tradición de conocimiento que había estado oculta, debido a las persecuciones de la Inquisición (que todavía sigue causando daños en forma de prejuicios).

No conozco ningún libro de yoga tan completo como el material que dejó De la Férriere. En realidad tiene una obra increíble que abarca todo en 99  libros: el arte, la música, la danza, el canto, las artes marciales… todo en relación al desarrollo de la consciencia. Ese material de La Ferrière le puede servir a cualquier ser humano para crecer y está al alcance de todos, no es exclusividad de la GFU. Su obra es una síntesis de las enseñanzas de Oriente y Occidente; esa es la magia de De la Ferrière. Y en cada lugar que fue dejó una semilla.

¿Qué es para usted un yogui?

No es un practicante de yoga que paga una cuota y hace un poco de yoga terapéutico, unas asanas y estiramientos, no, no. Eso es muy bueno, todo sirve. Pero De la Ferrière usó el yoga para lo que fue creado: un método de autorrealización, para el encuentro de uno mismo con su propio ser, la fuente que le dio vida en sí mismo. Y esa conexión te lleva a esa inteligencia superior de ahí fuera. Y sucede algo muy simple: te iluminas. Y cualquier ser humano puede hacerlo, si quiere; pero tiene que hacer su propio camino y su propio esfuerzo.

Mucho de lo que se está haciendo ahora es un yoga popular, cosa que es buena porque mucha gente se preguntará si hay algo más… y buscará algo con linaje, con tradición, algo que no sea un negocio ni una religión ni tengan que seguir a nadie. Ser discípulo no es seguir ni copiar a un ser humano, sino encontrar un alma que te puede echar una mano para desarrollar tu propia alma y vivir tu propia música y seguir tu propio camino.

¿Cuál es la diferencia entre ser miembro de la Red GFU y ser discípulo?

Un miembro o simpatizante puede, en un momento dado, aprender un camino. En el yoga tradicional no hay ningún maestro que no haya sido discípulo. Y Occidente el yoga está lleno de autodidactas. No se puede ser un gurú sin ser discípulo, porque en realidad tenemos muchas limitaciones para vivir el estado de iluminación, muchas, y nuestro ego nos engaña permanentemente. Una cosa es creerse que ya aprendiste y otra realmente haber aprendido algo; una cosa es rescatar toda la sabiduría que tienes en tu alma y otra tener la imagen de sabio, de maestro.

En estos momentos hay gente por todas partes que se dice gurú, y no digo que no lo sean, pero sí estoy seguro de que no tienen tradición y no han sido discípulos. De la Ferrière sí sigue un linaje, no es un autodidacta, sino que recibió una tradición que tiene mucha fuerza y es muy antigua, que continúa y continuará.

En esta orden no hay seguidores, sino que caminamos juntos un sendero donde nos ayudamos mutuamente a desarrollar nuestras propias conciencias. Es lo que le toca al discípulo si quiere seguir avanzando: ayudar a otros a desarrollar su propia conciencia, y sirviendo, no por negocio ni por religión, ni por credo ni por raza. Y es que si tú vuelcas en otros lo que aprendiste, compartes tus flores con el que quiere tomarlas, haces algo por los demás y recibes más tú mismo.

Es una cadena de ayuda mutua. ¿Recuerdan la película Cadena de favores? Nosotros somos una auténtica cadena de favores. Y espero que el mundo crezca con muchas instituciones que tengan esta cadena de favores, porque necesita ayuda mucha gente, en todos los sentidos.

 

http://guruconstancio.blogspot.com.es/

http://tantradelohumanoalosagrado.blogspot.com.es/

http://www.redgfu.es/