Entrevista con Rafael Santamaría: «Hay que incorporar la visión de Patanjali al yoga»

2014-09-15

“Tenemos una fisiología, un cuerpo, que nos permite alcanzar, por las características de nuestro cerebro, ese estado altísimo de conciencia que propone el yoga. Y si no lo hacemos, estamos desperdiciando la vida”. Lo dice un doctor yogui en este entrevista de Yoga en Red.

Rafael Santamaria

 

El doctor Rafael Santamaría empezó a practicar yoga y meditación en la adolescencia, y al acabar la carrera de Medicina lo fue incorporando en su consulta. “El yoga vino en el momento oportuno para transformar mi visión de la vida y de la medicina”. Es director de Alaya Clínica y se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante en 1985. Posee el título de médico homeópata por la Federación Española de Médicos Homeópatas, y es uno de los pocos médicos acreditados en Terapias Médicas No Convencionales (TMNC) por el Ilte. Colegio Oficial de Médicos de Alicante.

Se formó como profesor de yoga con Claude Marechal (ETY, Estudio y Transmisión del Yoga). Ha cursado también otros estudios de Yoga y de Ayurveda, siendo diplomado en Ayurveda por la Academia Ayurvédica de Pune.

Cuenta que cuando acabó la carrera tuvo la fortuna de conocer la homeopatía unicista. “A veces no entendía muchas de las cosas que se hacían en la carrera de Medicina y conocer la homeopatía me dio la posibilidad de descubrir una medicina mucho más integral, más humana y que tenía en cuenta mucho más a la persona y no tanto el diagnóstico o la patología”.

Gradualmente Rafael fue integrando aspectos de la medicina mente-cuerpo, de la psiconeuroinmunología, muy afines a su práctica personal de yoga. Creó la clínica Alaya y e incorporó el yoga y sus técnicas psicosomáticas a la práctica médica.

En tu clínica das clases de yoga pero sobre todo haces formación sobre el yoga de Patanjali para algunas escuelas de profesores de yoga, ¿Por qué?
 Aporto la visión de Patanjali de los Yogasutras a la formación de los profesores, pero también a los alumnos y pacientes que están interesados en contemplar el yoga desde una visión muchísimo mas amplia que la meramente “gimnástica” de las asanas, de la relajación o incluso del pranayama.

La demanda de yoga en Europa va muy por el lado de sus cualidades terapéuticas o preventivas, es decir, aplicaciones relacionadas con la salud. Es llamativo que un médico “prescriba” el yoga tradicional de Patanjali.
La oportunidad de estudiar a Patanjali me llegó a través de la escuela de Viniyoga, de Desikachar y de Claude Marechal, porque se daba muchísima importancia al estudio de los Yogasutras. Ese estudio junto con mi experiencia personal de la meditación, y el Conocimiento Védico que había recibido de Maharishi Mahesh Yogi, me permitió, una vez terminada la formación, continuar estudiando y profundizando en la comprensión de los Yogasutras. El alcance de los Yogasutras es infinito, no en palabras, sino en experiencia, porque en ellos está descrito todo el alcance y las posibilidades de la conciencia humana. Sus posibles significados cambian y se amplían según la evolución de la persona que los estudia, y siempre aportan nuevas compresiones y conocimientos aplicables en el día a día.

Patanjali te lleva paso a paso, de tu estado ordinario de conciencia, a la experiencia de la Conciencia Trascendental o Samadhi, descrita en el capítulo I. Pero esta experiencia es solo el comienzo (no el final como la mayoría de las escuelas de yoga proponen), y hay todo un desarrollo de ello en el resto de los capítulos, desarrollo que Patanjali elabora en forma concentrada, en forma de semillas que encierran un tremendo potencial, de ahí que me atraiga tanto esta visión del yoga.

Creo que en Occidente se menosprecia o se ignora esta visión profunda del yoga, y se limita su práctica a la búsqueda de resultados corporales, relajantes, y terapéuticos en distintas patologías. Es cierto que hay gente que requiere simplemente una técnica meditativa para calmar su ansiedad o una practica psicosomática que aborde un trastorno funcional de cualquier tipo, y entonces hay que plantearle la meditación y el yoga en términos cercanos a su interés presente. Pero debemos de saber, que si la práctica de la meditación y del yoga es correcta, la persona va a empezar a tener un cambio profundo de su visión de la vida que le va a permitir abrir las posibilidades de su práctica mucho más allá del objetivo terapéutico que en un principio tenía.

Una de las técnicas de meditación que más recomiendo, por su efectividad, simplicidad y fácil aprendizaje, es la Meditación Trascendental (MT). Más allá de ciertos aspectos institucionales de su enseñanza, la MT representa dos aspectos muy a tener en cuenta: el primero, es la gran investigación científica realizada por la propia organización y por muchas universidades independientes, en cuanto a sus efectos en el metabolismo, en el sistema endocrino, en la psicología, en la neurofisiología del cerebro y del sistema nervioso, e incluso en la sociología. Ello ha permitido que sea una técnica muy fácil de incorporar al pensamiento y a la vida cotidiana de Occidente. Fue la primera técnica de meditación que se abordo en materia de investigación y abrió camino al estudio posterior de otras prácticas meditativas, como por ejemplo el mindfulness, de origen budista. El segundo aspecto tiene que ver con la tradición del yoga, pues su práctica se acoge con fidelidad a la visión descrita por Patanjali.

¿Qué diferencia a la meditación trascendental de otro tipo de técnicas de meditar?
Gracias a los avances en la tecnología y en la neurociencia, hoy sabemos que distintas practicas meditativas cambian la fisiología y la estructura del cerebro de manera distinta. La práctica de la MT, encarna la definición del yoga, descrita por Patanjali, como el aquietamiento de los procesos mentales (yoga chitta vritti nirodhah). Esto produce un funcionamiento cerebral distinto de otras prácticas meditativas basadas en una concentración activa, como el trataka (concentración en la vela), o de atención abierta, como el mindfulness. Estas últimas mantienen la atención en un rango de mayor activación de la mente, y esto se comprueba bien en el patrón de ondas cerebrales.

La MT utiliza un sonido, un mantra (en esto no se diferencia de la técnica del japa o meditación con mantra), pero conlleva, a través de una práctica algo distinta al japa tradicional, una disminución marcada de la activación cerebral, de una manera fácil y natural. Esta experiencia simultanea de aquietamiento y alerta, descrita por Patanjali, como Nirodha, permite en un momento dado  la trascendencia del pensamiento, la experiencia del Samadhi; hecho bien estudiado en sujetos que llevan algún tiempo practicando MT, y que se ha correlacionado con una serie de patrones fisiológicos a nivel metabólico, respiratorio y cerebral, muy indicativos de la existencia de un cuarto estado de conciencia, distinto de la vigilia, del soñar y del dormir profundo.

Tal como Patanjali nos dice, el acceso al Samadhi no está limitado a personas que llevan mucho tiempo practicando, sino que, cuando la técnica es adecuada, la experiencia se produce con relativa facilidad. Lo difícil es establecer ese estado de Samadhi o de Conciencia Trascendental de manera permanente en la vida, y que representaría otros niveles de logro en el yoga, conocidos en términos generales como Iluminación.

¿Cómo explicas la experiencia trascendente o de samadhi?
Patanjali nos habla de que hay diversos grados o niveles de Samadhi, desde el Samadhi que involucra todavía a la mente, pero en un estado muy refinado de su actividad, hasta el Samadhi en el que uno ha trascendido toda actividad mental y se encuentra en el estado del Ser, que por definición es Trascendental y No Dual.

Para mí la característica fundamental (y esto es una experiencia personal, porque cada uno accede desde su propia naturaleza e historia personal) es el nivel de Silencio. Incluso en los estadios iniciales del Samadhi, en medio todavía de esa actividad refinada de la mente, se percibe un estado de profundo silencio, de profunda quietud y alerta, Silencio que se transforma, al trascender esa actividad sutil del mental, en un Silencio infinito, sin límites.

Para mí esta sería la característica principal, lo cual no quiere decir que no haya otras experiencias de unidad, de exaltación emocional a través de un sentimiento de profundo amor, etc. Todo esto se puede producir como consecuencia de la experiencia del Ser, del Samadhi.

 ¿Qué piensas de cómo está evolucionando el yoga? ¿Qué es lo que tendría que preservarse?
 Creo que el yoga está teniendo una evolución positiva en el sentido de que cada vez se contemplan más estos aspectos profundos de su filosofía. Quiero recordar que el yoga es una dharsana, uno de los seis sistemas de la filosofía ortodoxa de India, que acepta la autoridad de los Vedas. Como dharsana, es un método de observación y comprensión de la realidad subjetiva y objetiva. El yoga,  si lo entendemos bajo este prisma del dharsana, es un espejo ante el cual me puedo mirar en completa amplitud. Incorporar a la práctica más física o más energética del hatha yoga esta comprensión profunda de lo que es el yoga, yo creo que se está empezando a hacer lentamente en Occidente.

Creo que los más importante es que la gente conozca cuál es el objetivo real que persigue el yoga, que no solo es mejorar el cuerpo físico o la vitalidad o estabilizar la tranquilidad o la armonía mental. El yoga claramente persigue la liberación de las personas, un estado de conciencia liberado a través del conocimiento y el discernimiento. Y si no alcanzamos ese objetivo, nos estamos quedando muy por debajo de las posibilidades del yoga. Como decía un maestro, un Sankaracharya, “no alcanzar a Dios en esta vida es como vender un diamante al precio de una espinaca”.

Tenemos una fisiología, un cuerpo que nos permite alcanzar, por las características de nuestro cerebro, ese estado altísimo de conciencia que propone el yoga. Y si no lo hacemos, estamos desperdiciando la vida.

¿Cómo te observan tus colegas médicos? ¿Van abriendo su mirada y entendiendo más tu visión de la vida y la medicina?
 Creo que la medicina más ortodoxa, alopática, convencional, está todavía muy alejada de esto, porque está aún muy enfocada al tratamiento de la enfermedad. Incluso los planes preventivos se hacen para evitar ciertas enfermedades como la diabetes o la hipertensión, no con el objetivo de lograr una potenciación de la salud como la mejor forma de prevenir cualquier enfermedad.

Todo esto para mí es un contrasentido porque creo que hay una gran diferencia entre la medicina de a pie, que es a la que la mayoría de los pacientes acceden, y la medicina más puntera, en la que todo el tema de la medicina mente-cuerpo y la Psiconeuroinmunología está teniendo unos avances, de mano de la neurociencia y otras ciencias, grandísimos. Creo que realmente ahí hay verdaderos investigadores,  físicos, médicos, neurocientíficos… que están abriendo la oportunidad a una medicina bien distinta a la que se hace actualmente basada totalmente en la farmacología y en la información sesgada que dan las industrias farmacéuticas a los médicos.

Hay grandes intereses por medio que no solo frenan los avances sino que ahorman las mentes de los propios profesionales de la salud, que no se atreven a practicar otro tipo de medicina y colocan bajo sospecha a otros profesionales que tenéis visiones diferentes. No hay más recordar la campaña feroz que hay contra la homeopatía…
 Bueno, lo que sabemos es que cada vez hay más gente en el mundo que accede a medicinas y terapias médicas no convencionales, y esto pone en peligro la rentabilidad económica de las grandes farmacéuticas. Entonces hay toda una campaña que se está haciendo para desprestigiar un método de medicina que realmente sirve a muchísima gente.

Es un cambio de conciencia que requiere tiempo y que demanda un gran número de personas que vayan haciendo masa crítica y cambiando el orden en el que están establecidas las cosas actualmente. Pero yo creo que vamos en buena dirección; es cuestión de tener paciencia y de que cada uno, allá donde esté, vaya haciendo una labor de concienciación de la gente y aportando su granito de arena para ir formando poco a poco entre todos una montaña.