Voluntad

2013-11-19

“La verdadera crisis de nuestro mundo no es de carácter social, político o económico. Nuestra crisis es una crisis de consciencia: la incapacidad de experimentar directamente nuestra verdadera naturaleza, la incapacidad de reconocer esto en todo el mundo y en todas las cosas”. (De la película Mundos internos, mundos externos, minuto 30). Escribe Emilio J. Gómez.

Volundad

Pero ¿desde cuándo no ha sido así? Es posible que haya habido un tiempo en que el ser humano viviera conectado con la Madre Tierra y en armonía con los ciclos de la naturaleza y las estaciones. Un tiempo en el que vivir en consonancia con el sol y los periodos lunares fuera lo habitual. Pero llegó un día en el que todo eso quedó relegado al olvido y al ser humano tan solo le interesó una cosa: la supervivencia de su ego. Fue en ese momento cuando relegó al olvido todo lo demás, y en primer lugar a sí mismo.

Así, olvidado de sí mismo y proyectado en un mundo exterior que cada vez se mueve a mayor velocidad, el ser humano crea un personaje por completo ilusorio, pero con el que se ha identifica hasta tal punto que ha llegado a considerarlo real. Mientras, su esencia agoniza lentamente lanzando mensajes de tristeza y depresión, mensajes que en mitad de la vorágine de impresiones que a diario recibe apenas son perceptibles. En última instancia, viene a ocurrir que la enfermedad es el último recurso de la esencia, el último grito del alma para manifestar su olvido.

Por muy ilusorio que pueda ser el ego y la personalidad, a través de él el hombre ha llegado a conquistar las mayores cotas de angustia y ansiedad, las más altas cimas de insatisfacción y sufrimiento, las mayores cumbres de tristeza y soledad. El mundo interior del ser humano contemporáneo no está en crisis, está desmembrado por completo, pero el ego todavía intenta culpabilizar al mundo exterior, a los políticos, a la economía, a la sociedad… Es un juego más del ego, que no está dispuesto a ceder su soberanía sobre la esencia.

¿Existe la posibilidad de volver a reunificar la fisión interior en que vive el hombre? ¿Es posible recuperar la alegría de vivir? ¿Se puede recuperar el sentido de la existencia? ¿Podría ser posible volver a ver el mundo con brillo en la mirada? ¿Se podría erradicar la tristeza, la angustia, la ansiedad? ¿Puede ser posible una existencia equilibrada y armónica? Con toda rotundidad nos atrevemos a afirmar que sí, es posible. Siempre es posible, y para ello tan sólo sería necesaria una sola cosa: voluntad.

Mudo externo, proyección del interior

No existen los milagros, existe la voluntad. A través de la voluntad aparece la conexión con la esencia, con la parte más nuclear e íntima del ser humano. A raíz de ese momento el universo se configura de acuerdo a la proyección de tal esencia. En ese instante, el mundo habrá cambiado, y nunca volverá a ser como antes. Siempre es posible el cambio, siempre. El mundo exterior está ahí, y tiene sus leyes, pero el hombre ha olvidado que, a fin de cuentas, ese mundo exterior siempre es una proyección del interior.

El hombre ha preferido comprar un mundo prefabricado por otras mentes en vez de ser capaz de crearse él mismo su propio microcosmos; lo cual sería la consecuencia natural de una permanente conexión con su esencia. Un mundo creado por otras mentes y bajo otros intereses está indefectiblemente condenado al más rotundo fracaso. Sin embargo, un mundo que esté en armonía con el ser esencial siempre será un mundo de plenitud, alegría y felicidad, un mundo donde el término Ananda cobra todo sentido. Es inevitable que así sea.

Tan sólo existe un pecado: el olvido de sí mismo. El hombre ha olvidado su auténtica naturaleza, es cierto. Pero no es menos cierto que en ello no hay error, ni tampoco existe la culpa. En todo caso, el error consistiría en que una vez que lo haya recordado haga oídos sordos y continúe su andadura por caminos llenos de sin sentido, caminos que no llevan a otro destino que el abandono de sí mismo, la disipación de la energía, y finalmente a sobrevivir en medio de un caos absurdo.

Siempre es posible el cambio. Aquí, ahora, en la siguiente respiración es posible el inicio de una completa renovación. Tan solo es necesaria una premisa: la voluntad de cambiar.

Quién es

Emilio J. Gómez, profesor de yoga de la escuela de yoga Silencio Interior.

El día 29, 30 y 1 de diciembre Seminario Hatha & Radja Yoga en Segovia. Si deseas información al respecto haz click aquí.

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